El vino es el mejor acompañante de una buena comida.

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El vino es el mejor acompañante de una buena comida.  Disfruta de su sabor, tómate el tiempo de apreciar sus características. Sólo consumiendo vino moderada y lentamente podrás apreciar y disfrutar plenamente sus sabores complejos.

El Profesor Alberto Soria, es coordinador académico del diplomado de cultura del Vino Spirits de la Universidad Metropolitana (UNIMET), director de la cofradía de catadores, entre otros. En esta ocasión rescatamos del libro “Con los codos en la mesa” de Alberto Soria, cinco aspectos que probablemente no conocías sobre los vinos.

El ambiente afecta: el calor y la luz que reciba la botella en el establecimiento donde se encuentra afectan negativamente el vino que contiene. Es por esto que los vinos que se espera duren en buenas condiciones por más de un año se encuentran en botellas de color negro o verde oscuro. Es recomendable comprar los vinos en tiendas especializadas con fama de que presten el cuidado necesario a los vinos y que tienen una alta rotación de botellas.

Algunos tragos durante el aperitivo arruinan el disfrute de un buen vino: un jugo de frutas, una limonada o un coctel traicionero no son tragos adecuados para consumir durante el aperitivo y pasar luego a un vino de calidad. Lo más recomendable es pedir agua, si se trata de un almuerzo. Cuando es una cena y no hay que volver a los quehaceres del día a día, se puede recurrir a bebidas como whisky, vodka o vermuts italianos (no cargados de otro alcohol). Pero hay que tener en cuenta que debe ser sólo un trago y no varios; de lo contrario da igual si el vino que sigue es una barato o uno gran reserva.

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La armonía entre los vinos y los postres existe: los vinos dulces son acompañantes ideales de los postres, según Soria un placer sólo de conocedores. LosSauternes de la región francesa de Burdeos, los Tokay de Hungría, el Reciotto y elAmarone de Italia, el Moscatel de España y el eiswein de Alemania y Austria, son los recomendados por el autor para armonizar con los postres. Los vinos dulces se sirven en copas más pequeñas y más fríos que los tintos o blancos. Además, se aconseja que sean levemente más dulces que el postre.

El vino que sobra aguanta poco: el oxígeno que queda en el espacio vacío de la botella en un principio apaga el sabor del vino y luego lo oxida. En la nevera pierde su encanto a los dos o tres días, por lo cual es el momento de acabarlo o de emplearlo para cocinar. Existen dispositivos para sacar el aire de la botella o para inyectar gas inerte que desplace el aire. El primer dispositivo a veces también se lleva elementos aromáticos o funciona de manera incompleta. El segundo aparato, el de la inyección de gas, no agrada a algunos conocedores del tema.

La costumbre de airear los vinos: está el grupo de los partidarios de dejar respirar el vino después del descorche, llegando algunos al extremo de airear religiosamente todos los vinos, incluyendo los añejos. Y existe el grupo de los que descorchan y beben. Sobre este tema el autor cita a Ribéreau-Gayon y a Peynaud, padres de la enología moderna, quienes consideran que los vinos viejos no deben decantarse, ya que su bouquet (el aroma terciario, el más difícil de distinguir), desaparece o se atenúa, aun cuando la aireación sea ligera

Fuente: El Portal del Chacinado

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