Los embutidos están marcados también, como no podía ser de otra manera, por la influencia religiosa, que se nota especialmente en los países de tradición musulmana donde la carne de cerdo es rechazada.
Así, en Turquía, el embutido principal, conocido como Sosis, está elaborado con carne de vacuno mayor (buey o vaca).
Pero quizás el más popular sea el conocido como Sucuk, basado en la tradición balcánica de sus vecinos, que también está hecho de carne de vacuno con ajo y pimienta y que se deja fermentar para consumirlo en crudo y quitándole la piel, como nuestro salchichón.
Argelia, Libia, Marruecos y Túnez cuentan con el Merguez, un embutido rojo y muy especiado, en ocasiones picante, que con la emigración se ha hecho popular en buena parte de Europa y forma ya parte de la gastronomía diaria de Francia, Bélgica, Holanda, Israel e, incluso, Alemania.
Es un embutido elaborado con carne de cordero o de vacuno y en ocasiones con una mezcla de ambas. Porta especias como guindillas de Cayena molidas, pimentón dulce o picante, pasta de chile rojo o la local harissa. Se consume habitualmente fresco, aunque en ocasiones se lleva a la parrilla o se acompaña con cous-cous.
También en África, pero fuera de la zona árabe, los embutidos son bastante apreciados en Sudáfrica, especialmente por la población de raza blanca y origen boer. La mezcla de gamo y buey es popular entre los granjeros sudafricanos, que a veces utilizan también el cerdo o el cordero, en sus Boerewors (salchichas de los Boers).
Esta población es muy aficionada a las barbacoas, aunque también las consumen curadas al aire. En su cultura, con reminiscencias en Holanda, Alemania y Reino Unido, existe también una especie de perritos calientes denominados Wors Roll, que se sirven con una salsa de tomate y cebolla que puede incluir chiles picantes o curry.
Fuente: El Portal del Chacinado